Recordando a Saïda

Saïda, en árabe quiere decir felicidad, no sólo es un nombre, es también danza.
Corrían los años en los que todavía no se escuchaba a Shakira, y la danza oriental estaba realmente conceptualizada en un marco erróneo típico de machistas y etnocentristas.
Fue en esa época cuando nos atrevimos a luchar en nombre de esa danza que nos había conquistado el corazón: La danza oriental.
-"Saïda", ese es el nombre- todo lo que decía convencía, y así es como nació el duo de danza en Granada. Luchamos por que Ragheb Alame, Kazem al Saher y Hakim fueran conocidos a través de la danza. Voces árabes que transforman el corazón...
Así comenzamos a interpretar canciones con nuestros bailes, y el duo de bailarinas "Saïda" comenzó a funcionar..., y me refiero a la felicidad que se desprendía de las interminables reuniones después de nuestros espectáculos, me refiero al camerino donde florecían confidencias y risas, hablo de los hijos que exiten por los amores que surgieron en las veladas de danza que se reunían en el Ricks Café, y que trás las puertas habitaban historias, emociones y pura danza, sencillamente "Saida".
Recuerdo a todos aquellos que sin faltar a la cita estaban esperando sus canciones del Magregb y aquéllos que vinieron del Mashreq, a aquellos, porque pasamos nuestras más félices horas, nuestro siempre recuerdo: Saïda.
De Helena Rull, (para Beatriz Simó, Adil, Ahmed, Barakat y Khaled, que dejabas tu delantal para bailar con nosotras).
Corrían los años en los que todavía no se escuchaba a Shakira, y la danza oriental estaba realmente conceptualizada en un marco erróneo típico de machistas y etnocentristas.
Fue en esa época cuando nos atrevimos a luchar en nombre de esa danza que nos había conquistado el corazón: La danza oriental.
-"Saïda", ese es el nombre- todo lo que decía convencía, y así es como nació el duo de danza en Granada. Luchamos por que Ragheb Alame, Kazem al Saher y Hakim fueran conocidos a través de la danza. Voces árabes que transforman el corazón...
Así comenzamos a interpretar canciones con nuestros bailes, y el duo de bailarinas "Saïda" comenzó a funcionar..., y me refiero a la felicidad que se desprendía de las interminables reuniones después de nuestros espectáculos, me refiero al camerino donde florecían confidencias y risas, hablo de los hijos que exiten por los amores que surgieron en las veladas de danza que se reunían en el Ricks Café, y que trás las puertas habitaban historias, emociones y pura danza, sencillamente "Saida".
Recuerdo a todos aquellos que sin faltar a la cita estaban esperando sus canciones del Magregb y aquéllos que vinieron del Mashreq, a aquellos, porque pasamos nuestras más félices horas, nuestro siempre recuerdo: Saïda.
De Helena Rull, (para Beatriz Simó, Adil, Ahmed, Barakat y Khaled, que dejabas tu delantal para bailar con nosotras).
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